lunes, 18 de marzo de 2013

Rosell y el pa amb tomàquet

Opinión: El café de Víctor / @VPalaciosCorner

El presidente del Barça, Sandro Rosell, aconsejó ayer a un grupo de escolares del barrio de El Carmel de Barcelona que la mejor manera de demostrar el sentimiento hacia el equipo blaugrana es hablando en catalán.


Teniendo en cuenta que La Fundació FC Barcelona y la Plataforma per la Llengua presentaban un proyecto mediante un libro/guía con el cual se busca la mejora de la integración de las personas con la ayuda de normalización del idioma catalán, veo normal sus palabras.

Los que vivimos en Catalunya las podemos entender pero... ¿ Llegan a entender los millones de culés que viven en el resto del estado español sus palabras?. Obviamente se preguntarán si son menos culés que los seguidores catalanes por no saber hablar en "la lengua oficial del club", el català. Por no hablar de los demás clubes catalanes que piensan que el Barça monopoliza absolutamente todo lo que rodea a la palabra Catalunya.

En este caso el president solo quería transmitir a los más pequeños los valores de Joan Gamper, fundador del Barça, y que tuviesen un espejo en el cual mirarse, ya que 'Hans' Gamper no era catalán, era suizo. Gamper vino, se integró, aprendió catalán, fundó el FCBarcelona y quiso que su idioma fuese el catalán. Es lo único que explicó Rosell.
¿Que su forma de expresarse y su escaso don por la oratoria (¡aplaudo desde aquí a Joan Laporta, él sí que sabía hablar!) pueden propiciarle a decir chuminadas campestres? Pues sí, estamos de acuerdo. Cada vez que el señor Rosell abre la boca en los últimos tiempos sube el pan, o el pa amb tomàquet, como decímos aquí. Esa es la realidad. Se lo ha ganado a base de errores. Pero sinceramente, pienso que esta vez no se ha equivocado.

Los culés son culés con todos los derechos y por igual, aquí y en la China Popular, que diría un tal Carod-Rovira, aunque se venda la imagen de que en Catalunya no se 'puede' hablar castellano. Yo hablo castellano, catalán y hasta portugués si se me viene en gana. Y si la integración debe ser completa, ¡qué mejor que los más jovenes aprendan el catalán de la mano de su equipo! ¿no creéis?.

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